Qué es la autoestima
La autoestima es la valoración que haces de ti misma: cómo te ves, cómo te hablas y cuánto te respetas. No depende de lo que otros piensen, sino de la historia que te cuentas cada día sobre quién eres y lo que crees merecer. Tener buena autoestima no significa ser perfecta, sino aceptarte incluso cuando te equivocas.
Es el punto de partida de cualquier proceso de independencia emocional: sin autoestima no hay amor propio, y sin amor propio es fácil quedarse atrapada en relaciones, trabajos o rutinas que no te hacen bien.
La escala de autoestima de Rosenberg
Uno de los instrumentos más utilizados para medir la autoestima es la Escala de Autoestima de Rosenberg, creada por el sociólogo Morris Rosenberg.
Consta de 10 afirmaciones sobre cómo te sientes contigo misma, que se responden en una escala del 1 al 4 (desde “totalmente en desacuerdo” hasta “totalmente de acuerdo”).
Algunos ejemplos:
- “Siento que tengo cualidades positivas.”
- “A veces creo que no valgo mucho como persona.”
- “Estoy satisfecha conmigo misma.”
El resultado ofrece una medida clara del nivel de autoestima global: alta, media o baja.
No se trata de juzgarte, sino de tomar conciencia de cómo te percibes y desde ahí empezar a trabajar.
Pilares de la autoestima
La autoestima se construye sobre varios pilares. Todos están conectados y se refuerzan entre sí:
- Autoconocimiento: saber quién eres, qué sientes y qué necesitas.
- Autovaloración: reconocer tus capacidades, sin minimizar tus logros.
- Autoconfianza: confiar en tu criterio, decisiones y capacidad de actuar.
- Autorespeto: establecer límites claros y no tolerar lo que te daña.
- Autoaceptación: abrazar tus imperfecciones sin culpa ni vergüenza.
Cuando alguno de estos pilares se debilita, la autoestima tambalea. Por eso, fortalecerla es un proceso continuo, no un destino.
El amor propio: más que autoestima
El amor propio es la práctica diaria de cuidar de ti misma. Es decir “no” cuando algo te lastima, darte permiso para descansar, reconocer tus avances y rodearte de personas que suman. El amor propio se demuestra en las decisiones cotidianas, no en frases motivacionales. Amarte no es egoísmo, es equilibrio. Y cuanto más te respetas, más fácil se vuelve poner límites y dejar espacio a lo que realmente te hace bien.
Cómo hacer que te pasen cosas buenas
Las cosas buenas no llegan por suerte. Llegan cuando crees que las mereces y actúas en consecuencia.
Cuando te tratas con amabilidad, eliges mejor.
Cuando confías en ti, tomas decisiones más alineadas.
Y cuando dejas de castigarte, abres espacio a lo que antes rechazabas sin darte cuenta.
Construir una autoestima sólida es abrir la puerta a una vida en la que no sobrevives: vives.
Aún nadie ha comentado… ¿te animas a ser la primera?