Cambiar no es un momento. Es un proceso. Y ningún proceso real se hace sola.
Por eso, mi compromiso contigo no termina en la primera sesión ni en la segunda. No estoy aquí para soltarte una lista de consejos y desaparecer. Estoy para acompañarte. Para preguntarte cómo vas. Para desafiarte cuando te frenes. Para sostenerte cuando dudes. Para recordarte, cuando se te olvide, por qué empezaste.
El cambio profundo no ocurre en una conversación inspiradora.
Ocurre cuando aplicas lo que aprendes, cuando tropiezas, cuando lo vuelves a intentar. Y ahí también estaré yo, contigo.
Este acompañamiento no es una red para que te recuestes eternamente.
Es un espacio donde puedas caerte sin romperte, repensarte sin perderte, y levantarte sabiendo que no estás sola.
Aquí hay presencia, constancia y compromiso. Porque tu proceso lo merece.
Aún nadie ha comentado… ¿te animas a ser la primera?